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Las organizaciones se ven a sí mismas como entidades legales cuya influencia está limitada por la constitución de la organización y la oferta de los servicios y/o servicios que ofrecen. Su supervivencia depende en gran medida de su eficiencia, al perfeccionar su oferta y, en función, de los esfuerzos por controlar el futuro para poder superar a la competencia. Esta creencia se convierte en la base de cómo las organizaciones se estructuran y cómo establecen su estrategia. En cada una de ellas, el mecanismo de gobernanza responde principalmente a decisiones que afectan la eficiencia y/o cómo estabilizar o predecir el futuro. Tiene metas, controles (pesos y contrapesos) para mantener a la organización en este camino.

¿Qué van a hacer las organizaciones cuando alcancen un alto nivel de eficiencia? ¿Cuál es la línea de acción cuando esfuerzos adicionales para mejorar la eficiencia no sean financieramente viables o cuando el valor del cliente cambie y su oferta ya no esté alineada con sus valores? ¿Están siendo exitosos los esfuerzos para estabilizar el futuro? ¿Están siendo rentables? ¿Son exitosos los pesos y contrapesos? ¿Son relevantes las metas?

Este tipo de enfoque congeló a las organizaciones, al crear un sistema de gobernanza rígido cuyo objetivo comprendía en reducir el uso de recursos para producir el mismo resultado (o aumentarlo) y proteger a la organización de la variabilidad. Este enfoque se convirtió en la principal razón por la cual las organizaciones dejan de existir. Por ello, se requiere un nuevo enfoque abriendo paso a esta nueva realidad. Nuestro primer paso es compartir con ustedes el tipo de entorno en el que se encuentran las organizaciones y los conceptos principales para poder transformar la forma en que deben verse a sí mismas.

Alejándose de la Mercantilización de las Ofertas

La economía mundial funciona, en su mayor parte, bajo un sistema de mercado. Quizás, una declaración más precisa sería que la economía mundial funciona bajo un sistema de economía mixta, con características que están predominantemente alineadas con el sistema de mercado. Por supuesto, este sistema varía de un país a otro. Algunos países se inclinan más hacia políticas asociadas con un sistema planificado, mientras que otros dependen muy poco de dichas políticas. No obstante, el principal motor de este sistema de economía mixta, con características predominantemente de un sistema de mercado, es la competencia. Dicha competencia, a su vez, fomenta la innovación y la eficiencia, que son los pilares del crecimiento y desarrollo sostenible.

La competencia no está exenta de problemas. El economista político Karl Polanyi ha argumentado que la competencia como principal motor del sistema económico actual ha causado un cambio en las normas sociales económicas. Estas normas se basaban en relaciones personales, donde la reciprocidad y la redistribución eran los motores de las transacciones económicas. Con el auge de la revolución industrial y la intervención estatal a través de leyes de propiedad y las Nuevas Leyes de Pobres (New Poor Law) de 1834, surgió un nuevo sistema económico, impulsado principalmente por la competencia. Un mercado impulsado por la competencia erosionó las normas sociales de reciprocidad y redistribución, y así nació un mercado autorregulado. Polanyi afirmó que "la economía de un hombre está arraigada en sus interacciones sociales, no en el libre mercado". Por lo tanto, este cambio en las normas sociales económicas era antinatural, según Polanyi.

La primera persona que desafió con éxito la idea moderna de la competencia en el sistema de mercado fue el laureado con el Nobel David Nash. Nash introdujo el concepto de la Teoría de Juegos. La Teoría de Juegos es, en esencia, una ciencia que estudia el proceso de toma de decisiones entre jugadores competidores en un entorno competitivo. El problema con la Teoría de Juegos es que, a menudo, el entorno solo permite como mejor decisión aquella que lleva al jugador a no perder, en lugar de ganar. Esto se debe a que la Teoría de Juegos asume que todos los jugadores son racionales, y asumiendo un juego de dos jugadores, quien hace el primer movimiento debe hacerlo pensando en cómo reaccionará el jugador que hace el segundo movimiento. De manera resumida, tus acciones están limitadas por tu competencia.

A lo largo de los años, la relación antagónica entre competidores ha llevado a las organizaciones a un estado de mercantilización de sus productos/servicios. La razón de esto es la falta de reciprocidad entre ellos. Aunque todavía existe cierta colaboración entre las organizaciones, la falta de reciprocidad dificulta enormemente el intercambio de conocimientos. Sin un entorno donde se comparta el conocimiento, la innovación y la evolución no son posibles. Las empresas se esfuerzan por lograr eficiencia e innovación, pero sin el factor de reciprocidad, la innovación se vuelve cada vez más difícil. Por lo tanto, se enfocan en la eficiencia, y al final, su única propuesta de valor se convierte en el precio. Cuando el precio es la única propuesta de valor, tu producto/servicio se ha convertido en una mercancía. El problema con las mercancías es que, para bien o para mal, siempre hay alguien dispuesto a cobrar menos por ellas. Vemos esto en mercados emergentes como India y China.

Otro problema con la mercantilización de productos/servicios es que crea una desventaja severa para las organizaciones más pequeñas que tienen menos acceso al capital. Cuando intentan competir contra los jugadores ya establecidos que tienen mucho acceso al capital, estos grandes jugadores “desechan” a estas pequeñas organizaciones. Irónicamente, este mismo método es perjudicial para los grandes jugadores a largo plazo, por varias razones. En primer lugar, es un modelo de negocio que depende en gran medida de tener una gran participación en el mercado; en segundo lugar, es un modelo de negocio con posibles impactos negativos en sus ingresos; y en tercer lugar, coloca a estas empresas dentro zona de confort, alejando la posible inversión en innovación, lo que genera un riesgo a largo plazo cuando un competidor innovador emerja y transforme el mercado, como vimos en Blockbuster vs Netflix.

Lo que podemos observar es que este enfoque hacia la economía de mercado ha destruido, esencialmente, nuestro tejido social. Nos hemos convertido en extraños unos con otros. Solo las grandes empresas obtienen una parte del pastel, mientras que las pequeñas empresas se pelean las migajas en el suelo. Por lo tanto, nos encontramos en un dilema. La economía de mercado, que ha catalizado el mayor crecimiento económico en la historia de la humanidad, sacando de la pobreza a una cantidad sin precedentes de personas, es el mismo sistema que está rompiendo lo que quizás sea lo que nos hace humanos, que es la forma en que interactuamos con nuestros semejantes, a través de la reciprocidad. Entonces, la pregunta aquí es, ¿cómo solucionamos este problema?

Históricamente, los problemas relacionados con el sistema de mercado han sido analizados en profundidad, y la solución propuesta siempre ha sido más o menos la misma, que es cambiar el sistema. El problema es que la cura es peor que la enfermedad, y en lugar de centrarse en lo que es el principal motor de todos los problemas dentro del sistema de mercado, que Polanyi identificó brillantemente, la gente ha convertido este problema en una batalla política. Nuestra propuesta es, en primer lugar, dejar de lado todos los prejuicios políticos y económicos, y en segundo lugar, centrarnos en el problema: el enfoque actual hacia la competencia ha destruido nuestro tejido social. Nuestra solución está directamente relacionada con lo que Polanyi identificó, en cuanto a lo antinatural que se han convertido nuestras normas socioeconómicas. Queremos humanizar el sistema actual a través de cambios en el enfoque hacia la competencia reintroduciendo la reciprocidad en la economía del hombre. Además, aunque la Teoría de Juegos es un aspecto fundamental de la economía y la gestión empresarial, nuestra propuesta ofrecerá un conjunto de oportunidades que permitirá a las organizaciones no solo obtener una parte del pastel, sino la libertad de tomar decisiones a pesar del accionar de los otros jugadores involucrados.

La forma de lograr esto es ayudando a las organizaciones a recrearse a sí mismas, mediante la identificación, el desarrollo y la expansión de su Ecosistema Empresarial. Un Ecosistema Empresarial es la red de organizaciones, incluyendo proveedores, distribuidores, clientes, competidores, agencias gubernamentales, y más, involucradas en la entrega de un producto o servicio específico. La mayoría de las organizaciones son completamente inconscientes de la riqueza dentro de su ecosistema.

Una vez que comienzan a escribir los nombres de todas las organizaciones con las que interactúan, comienzan a darse cuenta del potencial dentro de su ecosistema. El problema es que se sientan abrumadas por la cantidad de información y realmente no saben qué hacer con ella. Tenemos un proceso para mapear, desarrollar y expandir su ecosistema a través de la confianza y el intercambio/generación de conocimiento. La combinación de compartir/generar conocimiento a través de la confianza crea un vínculo entre estas organizaciones que inevitablemente genera oportunidades. La idea es eventualmente alejarse de la forma convencional de encontrar oportunidades (es decir, licitaciones) hacia un mercado donde las oportunidades son el resultado de la reciprocidad. En última instancia, el objetivo de identificar, desarrollar y expandir el Ecosistema Empresarial es permitir que todos los participantes se beneficien de las oportunidades generadas al expandir la experiencia del cliente a través de la reciprocidad, la innovación y la co-evolución.

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Paulo Napolitano es experto en Sistemas de Gestión Lean (LMS) y Entrega Integrada de Proyectos Lean (ILPD). Paulo lleva aplicando los principios Lean en proyectos y organizaciones de Norteamérica, Europa y Sudamérica desde 1999. Su principal foco de atención son las personas y cómo estructuran su toma de decisiones. Les ayuda a construir su liderazgo basado en la confianza colectiva y no en la posición. Los cursos de formación y los servicios de consultoría personalizados de Paulo han ayudado a los clientes de Allele Network a crear ofertas únicas que les diferencian de sus competidores y que también despliegan un futuro de éxito para las personas y las organizaciones.


Alonso es ingeniero civil por el Tecnológico de Monterrey, en donde actualmente se desempeña como docente siendo líder de la concentración "Eficiencia y Digitalización de la Construcción". Además es líder de implementación Lean Construction en Constructora Chufani. Su pasión radica en la innovación con el objetivo de optimizar recursos para crear un mundo cada vez más justo y sostenible. Constantemente fomenta la transformación de la competencia hacia la colaboración en la industria de la construcción.