La respuesta corta es no, no lo son. Pero profundicemos un poco más.
Desde hace más de 100 años, la industria de la construcción comenzó a explorar el uso de gráficos tipo Gantt, copiando lo que la industria manufacturera estaba haciendo hasta ese entonces. Hoy en día, dichos gráficos representan el status quo de nuestra industria, siendo muchas veces identificados como indispensables para cualquier proyecto de construcción. No importa si el proyecto es simple o complejo, pequeño o grande, crítico o no, la probabilidad de que se requiera cualquier forma básica este gráfico tipo Gantt es bastante alta.
A lo largo de los años, la industria ha utilizado cronogramas en distintos proyectos de diferentes maneras. Ciertamente, no es la intención de este artículo hacer un análisis exhaustivo de dichas maneras. Sin embargo, es importante destacar, por lo menos, un par de ellas. De manera general, estos cronogramas se han convertido en la herramienta para verificar si el alcance solicitado puede encajar dentro del período de tiempo deseado y, de cierta manera, capturar la estrategia de ejecución. Esto, desde el inicio hasta el final, es decir desde la concepción, pasando por la puesta en marcha, hasta terminar la construcción e incluso empezar la etapa de operación del activo. Según la estrategia seleccionada, el cronograma establece una línea base (cronograma base), de modo que el progreso del proyecto pueda medirse contra ella. En conjunto con la gestión del valor ganado, estos cronogramas se han convertido en la base de la contabilidad del proyecto, incluyendo la presentación de informes y todo lo que conlleva el avance tanto físico, como financiero en cualquier proyecto.
Con el paso del tiempo, el constante uso de los cronogramas en los proyectos parece haber creado la creencia de que los cronogramas representan sistemas de producción dentro de los proyectos. Existe la creencia de que si inviertes tiempo y esfuerzo en mejorar el cronograma, el rendimiento de los sistemas de producción del proyecto debería mejorar. Además, muchos buscan crear predictibilidad creando cronogramas sumamente detallados, pero desafortunadamente, estos intentos crean la ilusión (y la esperanza subsiguiente) de que el rendimiento del proyecto puede mejorar al hacerlo.
Desde una perspectiva de producción de proyectos, los cronogramas son importantes porque establecen la demanda a la que deben responder los sistemas de producción del proyecto, pero decir que los cronogramas son sistemas de producción del proyecto es, de hecho, técnicamente incorrecto. El siguiente esquema ilustra esta relación, donde los cronogramas establecen la demanda (lo que el cliente espera) y lo que el contratista quiere entregar; es decir, qué alcance, la relación entre las actividades, quién es responsable y cuándo se debe entregar. Por otro lado, tenemos un conjunto de sistemas de producción que forman el sistema de producción del proyecto y que su función es satisfacer la demanda impuesta por el proyecto. Dichos sistemas, son los que realmente determinan si el cronograma puede y será cumplido en tiempo y forma.
Para evitar confusión en los términos, por producción entendemos el acto de transformar o modificar la forma, composición o combinación de materiales, partes, subconjuntos o información para aumentar su valor (fuente: Glosario de PPI). Así, en los proyectos, la producción ocurre a lo largo del ciclo de vida del mismo, desde su concepción hasta que se completa la puesta en marcha, debido a la naturaleza transformadora de cualquier proyecto. Siempre que exista un producto, existe un sistema de producción. Por sistema de producción, entendemos un conjunto específico o definido de operaciones dentro de una red de suministro o cadena de valor que produce un resultado o entregable técnico o físico para satisfacer una demanda externa (fuente: Glosario de PPI). El siguiente esquema ilustra un sistema de producción de proyectos en el proceso de flujo de información y materiales para la creación de un activo final.
Mientras los cronogramas se enfocan en fechas, los sistemas de producción se enfocan en tasas de producción. En cualquier sistema de producción, hay tres tipos de tasas: 1) demanda, 2) rendimiento y 3) capacidad. Por demanda, entendemos una tasa definida como el número “requerido” de unidades a lo largo del tiempo que el sistema de producción necesita producir (por ejemplo, 10 pilotes/día, 10 paquetes de ingeniería/semana). Como la mayoría de las demandas varían con el tiempo, se representan como una tasa usando un promedio y la desviación estándar. En contraste con la demanda, el rendimiento es la tasa de procesamiento de un proceso de producción y está determinado por la demanda o la capacidad, lo que sea menor. Si el rendimiento es mayor que la demanda, podemos decir que hay una oportunidad para alinearlos en busca de la reducción de inventario. Si el rendimiento es menor que la demanda, podemos decir que el proyecto experimentará inevitablemente retrasos en el cronograma. La tercera tasa es la capacidad, que es el “máximo” rendimiento de un sistema de producción, medido en unidades/tiempo.
La próxima vez que mires tu cronograma, recuerda que hay sistemas de producción que dictan si el cronograma deseado puede ser cumplido o no. La pregunta clave es si realmente sabes cuáles son dichos sistemas y cómo la producción en tu sistema suministro, se compara con la demanda establecida en el proyecto.
PPI = Project Production Institute (Instituto de Producción de Proyectos)
Project Production Control, Industrial Engineering | PPI - Project Production Institute